Internet es una herramienta de uso cotidiano. Sin embargo, en muchos casos los usuarios desconocen las características básicas de su funcionamiento. Saber cómo funciona y cuáles son sus principales características, es fundamental a la hora educar a niños y jóvenes en el uso responsable, ético y seguro de las tecnologías.
Todo se paga en internet
Contrario a lo que pudiéramos pensar, no hay nada gratis en la web. En la realidad, la moneda de pago son los datos personales de cada usuario y la data que se extraiga de sus conductas online (horarios de conexión, lugar, contactos, etc.). La información de los perfiles, intereses, gustos, hábitos de consumo, entre otros, es información que, consciente o inconscientemente, se va dejando en la web y es recabada con fines comerciales, económicos, políticos o de seguridad. Los servicios webs se financian, en su mayoría, con la publicidad que se ofrece de manera directa y personalizada a cada usuario según su edad, intereses, necesidades y contexto.
Ahora bien, si una web es gratis, este sitio tendrá más visitas y, por lo tanto, obtendrá mayor información de los usuarios, la que podrá ofrecer a las empresas para lograr más ingresos por publicidad. En la sociedad actual, la información es sinónimo de poder y el que posee más información, tiene mejores oportunidades de negocios.
Los datos que se comparten en internet no se borran de la web
Internet se ha convertido en una inmensa base de datos y el problema es que no siempre sabemos qué ocurre con la información disponible sobre los usuarios. Desconocemos cuánto tiempo quedarán esos datos en la web, qué uso se puede hacer de ellos o quiénes tienen acceso a utilizarlos. Internet y, en particular, las redes sociales se han transformado en una inmensa memoria colectiva (ajena a sus protagonistas), que crece sin mayor control por parte de los usuarios. Es imposible controlar el flujo de información que circula por la web.
Los usuarios deben tener presente que será casi imposible dar de baja en un 100 por ciento la información que se ha compartido en la web, ya sean fotos, videos, ideas o documentos. Si alguien copia o envía a otros usuarios por correo electrónico la información publicada, o simplemente la guarda en su computadora, ya se pierde el control sobre ese contenido. Por otra parte, al abrir una cuenta en una red social, se autoriza a la empresa (sea Facebook, Instagram u otra red social) a darles diferentes usos a los datos personales que se publican y que se irán recopilando a lo largo del tiempo en que se use la cuenta. Las empresas de servicios webs explicitan el tratamiento de datos personales de los usuarios en sus políticas de privacidad y condiciones de uso del servicio, pero pocas veces los usuarios leen esto con atención antes de abrir la cuenta.
Las acciones que se realizan en el mundo virtual pueden tener consecuencias en el mundo real
Algunas personas no dimensionan las consecuencias de sus actos en el mundo virtual. Todas las acciones que en la vida real tienen carácter de ilegales, en el mundo virtual también lo tienen. Por ejemplo: si se hurta un producto de una tienda de dulces, se está cometiendo un delito, al igual que cuando se descarga música desde internet utilizando sitios ilegales. Es importante que los usuarios conozcan las leyes que rigen también en el mundo virtual.
En Chile existe, por ejemplo, la ley Nº 20.536 sobre violencia escolar o bullying, que considera sanciones a diferentes tipos de acoso cibernético. A su vez, la ley 17.336, sobre propiedad intelectual, es la norma que regula los derechos de autor. Esta ley busca evitar que contenidos digitales se copien desde internet sin regulación.
Nadie controla internet
Efectivamente esto es así. Servicios webs como redes sociales o sitios de empresas, proponen sus políticas de privacidad y condiciones de uso, pero no existe un organismo de carácter mundial que regule, norme y controle el crecimiento de internet, las conductas de sus usuarios y la calidad de los contenidos que se presentan en la web.
Existen, en diferentes países, oficinas gubernamentales a cargo de regular algunos aspectos de internet como, por ejemplo, la inscripción de las direcciones web. En Chile, este trabajo lo realiza la empresa NIC Chile vinculada a la Universidad de Chile. Otro ejemplo es el World Wide Web Consortium, abreviado W3C. Este consorcio internacional da recomendaciones para el uso y crecimiento de internet, a modo de sugerencias generales, pero no tiene capacidad de promover leyes para todo el mundo. En definitiva, la internet no está siendo controlada de manera global por ningún organismo particular, por lo que es importante tener presente que es difícil para un usuario solucionar problemas en el mundo virtual, ya que generalmente los servicios web utilizados provienen de otros países y cada uno se rige por las leyes locales.
Cualquier persona puede usar internet
A internet puede acceder cualquier persona que tenga un equipo y conexión. Esta realidad le da un gran valor a internet, ya que la convierte en un espacio diverso y heterogéneo. Es entonces necesario educar a los usuarios en el respeto hacia todas las personas que participan de la web, dándole un uso positivo y responsable, y cuidando tanto su huella digital como la de los demás.
Claves para navegar seguro por internet:
Cuidar los datos personales y la privacidad, tanto propia como ajena, evitando compartir en la web información, fotos y videos sin pensar en las consecuencias que esto podría acarrear.
Rechazar los correos spam y pop ups inesperados, ya que muchos de ellos pueden ser ofertas engañosas.
Generar confianza es clave. Es importante pedirles a los niños que les cuenten para qué usan habitualmente internet.
Nunca deben planificar reunirse con alguien desconocido a través de internet, ya que no se puede saber la verdadera identidad e intenciones de esa persona.
Si a sus hijos o alumnos los molestan, agreden o acosan a través de internet, es importante que sepan pedirles ayuda y bloquear a quien realiza estas acciones.
No creer a ciegas en concursos, premios y regalos ofrecidos en la web. Es recomendable revisar las políticas y condiciones de uso de las promociones antes de participar en ellas.
Pensar antes de entregar una dirección de e-mail. Solo debe compartirse con amigos y familiares de confianza. Tampoco es recomendable dar los correos de amigos sin la autorización previa de ellos.
Crear una dirección de e-mail con autorización y ayuda de un adulto, porque ellos son los responsables de enseñar a usar esta herramienta cuando se tenga la edad necesaria. Si se requiere antes, puede ofrecer una cuenta familiar que se destine para el uso de los menores de la casa.
Mantener en secreto las claves de acceso y cambiarlas periodicamente.
Alguien desconocido no es amiga o amigo. Enseñe a sus hijos y alumnos a valorar a los amigos verdaderos, porque en internet no todos son quienes dicen ser.
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